miércoles, 23 de marzo de 2011

EL DIA DEL PADRE ( 2 )

En 1970, Cat Stevens nos dejó una de esas canciones inmortales que ha transcendido a los años y a las generaciones, FATHER AND SON. Un homenaje a las relaciones, no siempre fáciles, entre padres e hijos, y que hoy sigue tan vigente como entonces. Ese diálogo forjado de paternalismo (“Fui una vez como eres tú ahora y sé que no es fácil”) y de reproche (“Desde el momento en que pude hablar, se me ordenó callar”) es, simplemente, la vida.

Son muchos los artistas que han dedicado a sus padres composiciones llenas de recuerdos, añoranzas, agradecimientos, rebeldías, cariño. Canciones como My Father´s Eyes, en la que Eric Clapton ve los ojos de su padre, al que no conoció, en los ojos de su hijo Connor (“Me he dado cuenta de que está aquí conmigo, cuando miro a los ojos de mi padre”). O la entrañable Cats in the Cradle de Harry Chapin, que nos cuenta la historia de un padre demasiado ocupado y de un hijo demasiado triste, que de mayor repite el error del padre.

Pero no todo es tristezas y reproches. Hay hermosos tributos como el que rinde Bruce Springsteen a su viejo en Walk Like a Man, que recuerda cuando de niño intentaba “caminar como un hombre”, siguiendo las mismas huellas que su padre dejaba en la arena.

“Cada generación culpa a la anterior” cantaba Mike & The Mechanis en The Living Years mientras añora a su padre fallecido, pero siente su presencia en el hijo recién nacido. En la poética On Elvis Presley´s Birthday Elliott Murphy rememora esos momentos mágicos junto a su padre, como aquél cumpleaños del ídolo paterno. Un ídolo que también tuvo padre, Vernon, que en la triste Don´t Cry Daddy Elvis trata de consolarlo por su reciente viudedad.

En cambio, para Peter Gabriel en Father Son, su padre es la seguridad, incluso entre fieras olas, porque sabe que está a su lado.

Otra bella historia nos cuenta My Father, en la voz de Nina Simone; la promesa incumplida de un padre (navegar por el Sena) que su hija logró por él (“veo el sol de París ponerse en los ojos de mi padre”).

Y es que el secreto del amor de un padre, nos revela George Strait en Love Without End, Amén, es que no acaba nunca. Ni siquiera cuando ya se ha ido.

“Si vieras cuántas noches estás conmigo, cuando escribo una copla de madrugada” lo añora Alberto Cortez en “Carta a mi viejo”.

En un día así no hace falta decir mucho más. Basta con un abrazo fuerte y un “mi querido, mi viejo, mi amigo" de Roberto Carlos. Gracias por estar ahí.

(Pepe Alvarez de las Asturias)

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