miércoles, 17 de febrero de 2010

INTERVENCIÓN DE MARIANOP RAJOY EN EL DEBATE ECONÓMICO

Muchas gracias, señor Presidente. Señorías:
No sé si el señor Rodríguez Zapatero nos ha entendido mal con motivo de
esta convocatoria, pero no le hemos hecho venir para que nos consuele, ni
para ofrecerle la oportunidad de que exponga sus excusas, sino para que
nos explique de viva voz qué es lo que está pasando.
Le hemos hecho venir porque atravesamos una situación de progresivo y
alarmante deterioro. Lo que se ve y lo que se oye transmite una penosa
sensación de falta de rumbo, de improvisación, de desgobierno. Nos
hemos convertido en la comidilla de nuestros socios europeos.
Esta situación le inquieta a todo el mundo. A ustedes, sin duda, también
puesto que han llegado a hablar de conjuras internacionales.
¿Qué está pasando, señoría?
Veníamos a escuchar sus explicaciones. En lugar de hacerlo nos descarga
la habitual letanía de autosatisfacciones y buenos augurios.
En esto he de reconocer, señor Rodríguez Zapatero, que es usted
coherente.
Una vez tras otra ha venido a decirnos que la recuperación es inminente.
Eso, después de negar la crisis por razones electorales, culpar a otros
de la misma, afirmar que sería pasajera y anunciar brotes verdes a cada
vuelta del camino.
Hoy nos anuncia, una vez más, y ya hemos perdido la cuenta, que estamos
a punto de superar la crisis. Y, una vez más, insiste en que, esta vez sí, la
recuperación económica se producirá este año; y que, esta vez sí que sí,
tenemos la creación de empleo al alcance de la vista, casi al alcance de la
mano.
Es decir, señoría, lo de siempre.
A veces pienso, señoría, que no estamos hablando del mismo país.
¿Estoy mal informado o tenemos medio millón de parados más que hace
seis meses?
¿Y hemos sobrepasado los cuatro millones de parados que no íbamos a
alcanzar?
¿Y hemos superado una tasa de paro juvenil del 44%?
¿Y es cierto que ha comunicado usted a Bruselas que en este año 2010 se
destruirán 360.000 empleos más?
Si todo esto es cierto, ¿de qué estamos hablando, señorías?
¿Y cuál es esa protección social que tanto satisface al señor Rodríguez
Zapatero?
¿Se refiere, tal vez, al millón largo de parados que no tienen cobertura?
¿A los 400 autónomos que se van al paro cada día?
¿Al millón de familias con todos sus miembros en el paro?
¿De qué presume?
¿Cuáles son sus éxitos en política social?
Porque vamos a ver, señoría, no quisiera equivocarme:
¿Es cierto que el Estado está gastando un 70% más de lo que ingresa?
¿Y que el Déficit público alcanza ya el 11,4 % del PIB?
¿Digo bien si digo que la Deuda ha pasado del 36% del PIB al 55% en dos
años?
¿Y que las pequeñas y medianas empresas y que los trabajadores
autónomos están ahogados por los impagos y la falta de crédito?
Si todo esto es cierto, ¿qué es lo que va bien?
Si todo está tan bien encarrilado, ¿por qué se acuerdan tanto de España
en la Unión Europea? ¿Por qué les preocupa a ellos una situación que
usted considera que mejora de día en día?
¿Tendrá algo que ver con ese déficit gigantesco que ha creado usted en
dos años? ¿Tendrá alguna relación con esa deuda oceánica que nos ha
cargado en la espalda a nosotros, a nuestros hijos y aún a los hijos de
nuestros hijos?
¿No se da cuenta, señoría, de que ya no inspira confianza ni dentro
ni fuera de España, ni a los consumidores ni a los inversores, ni a los
ciudadanos en general?
Eso es lo más grave que nos está pasando en este momento.
Esto, la pérdida de confianza en su forma de actuar, es lo más grave que
nos está pasando en este momento.
No inspira confianza, en primer lugar, porque no dice la verdad. Y no lo
hace porque esté ciego o porque vea las cosas de otra manera. No. No
inspira confianza porque niega la realidad con afán de engañar.
Ahora dice que estamos a punto de abandonar la crisis. ¿De dónde lo
saca? Porque, dejando aparte previsiones de otras instituciones, es su
Gobierno el que acaba de decir a Europa que la Economía española se
contraerá también este año. ¿O es que no lo dice?
Y no inspira confianza porque no hace nada de lo que debe hacer.
No inspira confianza porque no ha tomado las medidas adecuadas que le
han aconsejado todas las instituciones nacionales e internacionales a las
que ha menospreciado. Usted sólo hace anuncios. Ha venido en un sinfín
de ocasiones a esta Cámara a presentar planes y más planes, anuncios
y más anuncios. Y cada vez que viene las cosas están peor. ¿Para qué
valen sus planes y para qué valen sus anuncios?
Para colmo, señor Rodríguez Zapatero, sus últimas actuaciones, sus
palabras y sus promesas, no se corresponden con los hechos.
Si los parados, especialmente los parados, necesitan una reforma laboral
en serio, y usted se limita a dar un guión informativo y delegar su
responsabilidad en sindicatos y patronales, que llevan dos años en esa
tarea, está usted rehuyendo sus responsabilidades. Eso sí, con mucha
trompetería dialéctica, muchas fotos y muchas ruedas de prensa en
Moncloa.
Anuncia en Bruselas, 28 días después de aprobar los Presupuestos
Generales del Estado, donde aumenta el gasto en 27.000 millones,
anuncia una reducción del gasto público de 50.000 millones de Euros en
cuatro años, pero de ellos sólo 5.000 este ejercicio. Señoría, su voluntad
de reducir el gasto público es poco creíble. Y le diré por qué. Fíjese, de
5.000 millones de euros de recorte anunciado para 2010, solamente 250
millones de euros son disminución del gasto corriente. El resto, el 95%,
lo quita usted de inversiones productivas, apoyo a las empresas y trucos
contables como los 1.500 millones del fondo de contingencia. Y dice usted
que en los próximos, no en éste, va a bajar el capítulo de personal un 4%.
Así ha evolucionado el capítulo de personal desde que usted es presidente
del Gobierno: ha subido el 41%.
Me temo que estamos ante un nuevo anuncio, una fórmula para salir del
paso; una más de esas a las que ya nos tiene habituados.
¿Cómo puede inspirar confianza un gobierno que remite un plan por la
mañana y lo rectifica por la tarde, que propone un nuevo sistema para
calcular la pensión de jubilación y luego dice que no lo ha hecho, que
utiliza un discurso distinto para cada interlocutor y dice una cosa aquí, otra
en Londres, y otra a los sindicatos, procurando quedar bien con todo el
mundo?
Esto no sale gratis. La realidad no perdona el engaño, y dar pie a la
desconfianza es el peor perjuicio que se está causando hoy a la economía
española.
No busque culpables más allá de su escaño porque todo el mérito es suyo.
No es que ahora le miren en Europa con malos ojos, es que ahora le
conocen.
No busque conspiraciones ni chivos expiatorios. Averigüe qué ha hecho
usted para que su gobierno suscite tantos recelos.
Y no es España la que inspira desconfianza: es usted, es la forma que tiene
este Gobierno de llevar la economía.
España es un país fiable, porque es un país que cumple, España es una
nación seria; tanto que su vicepresidenta, la señora Salgado, ha presumido
en Londres de cómo los españoles supimos cumplir aquellos dificilísimos
criterios de Maastricht. Es verdad: lo hicimos. Se le ha olvidado decir a
la señora vicepresidenta que entonces gobernaba el PP, pero es verdad:
España es una nación seria y adulta que entiende los problemas y acepta
los sacrificios cuando está bien gobernada.
España es un país serio; el gobierno de su señoría, no.
Acaba de ofrecer en estos días una exhibición más de inconsecuencia.
Por un momento parecía que, acuciado por los mercados, le hubiera
acometido el arrepentimiento. Parecía dispuesto, aunque fuera de forma
tácita, a reconocer sus errores y a corregir el daño que ha causado a la
economía de los españoles.
De pronto se acuerda de que urge reducir el gasto público, le apremia la
reforma de las pensiones, y decide, con mano firme, abordar la siempre
denostada reforma laboral.
Parecía increíble, porque se estaba llevando la contraria a usted mismo,
de viva voz.
En efecto, era increíble. Un espejismo. Un gesto más. Amagar y no dar.
A los pocos días todo quedaba en palabras. Yo comprendo, señor
presidente, que gobernar es muy duro.
Corregir el déficit exigiría, ciertamente, reducir ya varias decenas de miles
de millones, cargarse los dispendiosos presupuestos que aprobó hace un
mes, cambiar la reciente reforma de la financiación autonómica que sólo
va a traer más endeudamiento y exponer un plan, probablemente poco
agradable, de recortes en el gasto. Comprendo que le tiemble la mano.
Y, por tanto, comprendo que, una vez que ha pasado el susto
internacional, decida no complicarse la vida. Lo puedo comprender, pero
no lo puedo admitir.
Ha sido un momento de pánico, pero ha tenido la virtud de obligarle a
reconocer lo que necesita España: reestructurar el gasto público, acabar
con el descontrol del déficit y de la deuda, acometer la reforma laboral.
A ello, hemos de añadir la rebaja de impuestos para los emprendedores,
la reestructuración del sistema financiero y las reformas de sectores
estratégicos.
En fin, vamos a lo que más importa en el debate de hoy.
¿Quién se ocupará de ofrecer a los españoles lo que usted no ha querido
darles?
¿Quien acometerá la reducción del gasto, la corrección del déficit y el
control de la deuda? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quién va ocuparse de que vuelva a circular el crédito y recupere su
aliento la actividad económica? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quién se atreverá a hacer la reforma laboral que despeje el horizonte de
cuatro millones cuatrocientos mil parados? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quien va a decir la verdad a los españoles y dejar claro que sin sacrificios
no podemos recuperar el bienestar? Usted no ha querido hacerlo.
Y digo que “no ha querido” porque en ningún momento le ha faltado a usted
el apoyo de una mayoría en esta Cámara.
No ha habido ni una sola medida económica, incluida la más importante,
los Presupuestos Generales del Estado, que no haya podido salir adelante
por falta de apoyos, ninguna.
Todas las normas que usted ha propuesto, todas, se le han aprobado y en
la única ocasión que podían faltarle los apoyos habituales, en el caso del
sistema financiero, contó con la ayuda del Partido Popular.
Ha podido usted gobernar como ha querido. Es usted, por lo tanto, el único
responsable de la actual situación.
Bien, señorías, la gran pregunta que cabe hacerse es ¿qué se puede hacer
en estas circunstancias, en las que la tarea sigue abandonada porque el
responsable, que es usted, a pesar de su mayoría en esta Cámara, que la
ha tenido, no ha querido asumirla?
Usted ha venido a pedir ayuda, diálogos, acuerdos, incluso nos ha
anunciado que ha creado una comisión.
Bien, yo le recuerdo, que en esta misma cámara le he ofrecido, y ahí está
el diario de sesiones, no una vez sino seis, la posibilidad de ponernos de
acuerdo para combatir la crisis. Usted lo ha rechazado, no una vez sino
seis.
¿Qué ha alegado usted en la última ocasión, hace mes y medio?
Concretamente el 30 de diciembre, cuando se le preguntaba por la posible
reedición de Pactos de la Moncloa. Respondía, señor Rodríguez Zapatero,
una cosa asombrosa tratándose de crear empleos y corregir las cuentas:
alegó usted diferencias ideológicas, profundas diferencias ideológicas. ¿Y
eso qué significa? Que no quería pactos.
Ha aducido usted para no llegar a acuerdos en materia económica con el
PP que “nos separan diferencias ideológicas de fondo” en este terreno.
Yo creo, señoría, que lo que nos separa de verdad son las diferentes
actitudes ante la realidad. Por ejemplo, la pasada semana decía usted
en esta Cámara que la economía española no está peor que hace seis
meses.
Escuchen bien. Para el Presidente del Gobierno la situación económica no
ha empeorado en los últimos seis meses. En este tiempo se han destruido
300.000 empleos, se ha incrementado el paro en 504.000 personas, el
número de afiliaciones a la Seguridad Social ha descendido en 600.000,
la actividad económica ha seguido cayendo, el consumo sigue estancado,
la inversión continua descendiendo, el déficit del sector público sigue
aumentando y la deuda pública engordando.
Pues bien, señorías, hay que decir la verdad, hay que tener el valor de
reconocerlo y después de afrontarlo. Esa es la diferencia más importante
que tenemos usted y yo.
Como comprenderá que vistas sus contradicciones, sus cambios de
rumbo, sus errores de diagnóstico, sus continuas improvisaciones sus
cambiantes actitudes ante la crisis, su credibilidad en esta materia está
bajo mínimos.
Y esto más allá de los resultados en los que ya no voy a incidir.
Por lo tanto, entenderá señor Rodríguez Zapatero que, como condición
previa para liderar un proceso de acuerdos, antes tiene usted que
recuperar la credibilidad perdida. Porque en caso contrario, y para
continuar con las mismas extravagancias económicas, eso que llama usted
imperativos ideológicos, no le hace falta ningún pacto. Se basta y se sobra
usted con sus apoyos habituales.
Por lo tanto, si quiere darnos pruebas de que va en serio y de que se ha
terminado la etapa de los planes, los anuncios, y de los nuevos anuncios
y de los anuncios que se vuelvan a anunciar, tiene usted una ocasión
inmejorable ahora.
Anuncie, aquí y ahora, que quedan sin efecto las subidas de impuestos
que usted ha promovido para este año. Me refiero a los impuestos sobre el
ahorro y al Impuesto sobre el Valor Añadido.
Anuncie, aquí y ahora, que se pone en marcha de forma inmediata lo
acordado el otro día en esta Cámara, con el apoyo de su grupo
parlamentario, de no exigir el pago del IVA hasta que la factura este
cobrada.
Anuncie, aquí y ahora, que está dispuesto, ya este mismo año, a acometer
una más intensa reducción del gasto público de la que usted ha anunciado.
Comprométase a reducir durante este ejercicio en 10.000 millones de
euros el gasto de funcionamiento del Estado. Ha dicho usted que puede
hacerlo, hágalo y comprométase aquí. Empezando, señor presidente, por
la disminución en un 25% de altos cargos, aprobada por esta Cámara, por
mayor hace una semana.
Anuncie, aquí y ahora, que va a modificar de forma inmediata la Ley
General de Estabilidad Presupuestaria, que usted liquidó en la anterior
legislatura, para establecer techos de gasto y límites de endeudamiento a
todas las Administraciones Públicas y garantizar así el cumplimiento del
Programa de Austeridad. Vuelva a la estabilidad de Ley Presupuestaria
que usted derogó porque quiso.
Anuncie, aquí y ahora, que para aliviar el gravísimo problema de liquidez,
motivado por los impagados y la escasez de créditos que tienen los
autónomos y las pequeñas y medianas empresas, va a transformar la
totalidad del Fondo de Inversión Local de 5.000 millones de euros en una
línea de crédito para el pago de facturas pendientes a esos proveedores.
Anuncie aquí que se va a probar una ley verdadera ley contra la
morosidad, sin subterfugios, con un límite de 60 días para el pago de las
facturas, que no deje al simple pacto entre las partes el cumplimiento de
pago o el cumplimiento de la emisión de la factura. Anúncielo aquí.
Si hiciera esto, y se comprometiese aquí, delante de esta cámara, le hablo
de cosas que han aprobado esta misma Cámara empezaría usted a dar
algunas muestras de que se está tomado en serio las cosas. Y entonces
podemos hablar de todo lo demás.
Podemos hablar de la reforma del mercado laboral, para evitar que haya
más de un 30% de trabajadores temporales con indemnización cero, y,
por tanto, habrá que hacer otro nuevo modelo de contrato
Podemos hablar en serio de la reestructuración del sistema financiero. Es
que el FROP al que usted se ha referido aquí fue aprobado en junio y
estamos en febrero y no se ha hecho ninguna operación.
Podemos hablar de pensiones, claro que podemos hablar señor presidente
del Gobierno.
Podemos hablar de la competitividad, a través de más competencia y de la
unidad de mercado.
Y podemos hablar de la reforma educativa y la del sistema energético,
pero haber si usted se aclara, díganos si está de acuerdo –yo ya digo que
sí- con lo que dijo ayer el ministro de Industria, temer a la energía nuclear
es como temer a los eclipses de luna o de sol, yo estoy de acuerdo con
usted, pero al ver si el presidente del gobierno se clara, y también está de
acuerdo con usted.
Si hace todo eso, aquí nos tiene y si no lo hace, y si no rectifica, dada la
situación, tiene que permitir que otros lo hagan.
Esta es la cuestión, señorías: es preciso que las cosas cambien, en eso
está todo el mundo de acuerdo, pero quien lo impide es usted, que ni
cumple con su obligación ni permite que otros lo hagan.
Termino ya.
Tienen ustedes tres alternativas:
La primera que usted, señor Rodríguez Zapatero, rectifique a fondo y con
pruebas fehacientes, aquí y ahora, su política económica, porque así no
podemos seguir.
La segunda, como estoy convencido de que usted no va a ejercitar su
prerrogativa constitucional de disolver las cámaras, no la veo muy factible
aunque aquí hay una alternativa dispuesta a gobernar en esta Cámara. .
La tercera es que ustedes, que ganaron las elecciones, que tienen una
mayoría legítima en esta cámara, que con esa mayoría y con ningún
voto más, invistieron como presidente de gobierno al señor Rodríguez
Zapatero, reconsideren su posición.
Son ustedes los que tienen que decidir.
Ustedes verán lo que hacen, pero no duden de que si se empecinan en
mantenella, iremos de mal en peor.
Perderemos dos años más, por el puro capricho de retrasar lo inevitable.
El tiempo no traerá el remedio. El tiempo sólo ayuda a los que se ayudan.
España necesita ya un gobierno en el que se pueda confiar, y no lo tiene.
En España hay una tarea urgente que realizar, y nadie la realiza.
Necesitamos que las cosas cambien, no hay nadie que no lo diga, y
en manos de ustedes está el cambiarlas. Ya saben cuáles son sus
alternativas, muchas gracias.

1 comentario:

  1. ZP no hace bien de auriga económico, quizá porque no tiene buenos pájaros consigo, o porque su oficio debiera ser el de su apellido. Pero ZP tampoco es zapatero, ni siquiera es un maestrillo que sólo sabe leer su librillo. Zp es un iluminado que cree que con su propia luz nos guiará por el túnel. Pero su luz se apaga, ya no está en su mano volver a encenderla porque afortunadamente cada vez somos más los que sabemos que la luz siempre hay que buscarla, incluso desandando pasos al principio del camino. VOLVEREMOS A SER ALTERNATIVA CONTRA LA CRISIS.

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